Aprender a colocar una tarima flotante es algo más sencillo de lo que te imaginarías. Sin embargo, existen una serie de pasos importantes que se deben concretar para que el suelo sea seguro para los usuarios y para que los resultados sean de calidad y duraderos.
Teniendo en cuenta esa importancia, desde JRC te explicamos todos los pasos que hay detrás del proceso adecuado para aprender a cómo colocar una tarima flotante. Gracias a estos datos podrá realizar este trabajo por cuenta propia o al menos con la ayuda de personas que no sean profesionales.
1. Coloca un subsuelo con cinta adhesiva
Los primeros pasos que deberás seguir al querer colocar una tarima flotante tienen que ver con la instalación de una cinta adhesiva sobre el suelo. Esto lo harás con la intención de que haya un material que fije con mayor firmeza las tablas de madera o de otros materiales al suelo que ya existe.
Ese tipo de capas adhesivas se pueden comprar en cualquier ferretería y se venden específicamente para esta finalidad. Suelen estar compuestas por un material llamado polietileno así como también de fieltro. El siguiente paso sería empezar a desmontar las tablas, las cuales deben venir barnizadas con un acabado antideslizante que está determinado directamente por la fábrica.
También debes asegurarte de que no se cometa el error de clavar las tablas. Y es que para su instalación solamente se colocan y se encajan entre sí de una forma muy similar a la de un puzzle. Eso significa que su unión se da a través de un sistema de clic o de encolamiento y todo dependerá del fabricante que hayas elegido.
2. Empieza desde una esquina
Cuándo te sientas listo para empezar a colocar cada tabla de la tarima flotante deberás empezar desde una esquina. Para ello necesitarás un margen de dilatación de unos 10 mm entre la pared y la tabla. Si quieres lograr esto, entonces será necesario que utilices cuñas que serán colocadas entre la pared y la tarima.
Al mismo tiempo si se trata de una instalación que necesita de la cola para pegar, deberás aplicar cola blanca en la ranura de la siguiente tabla para después colocar la siguiente y seguir con este patrón las veces que sea necesario. Para asegurarte una buena fijación de las tablas deberás utilizar un taco de madera, pero debes tener mucho cuidado para no estropear el material cuando des los golpes suaves.
3. No te olvides de la limpieza
Cuándo se haya terminado la instalación de todas las tablas debes limpiar la tarima con un paño húmedo de una manera casi inmediata. Esto con el objetivo de garantizar que todos los restos de cola que rebozan por las diferentes juntas se irán antes de que se seque.
Sin embargo, esto no es necesario cuando se trata de colocar una tarima flotante con sistema de clic. Pues en este caso el procedimiento consiste en introducir el lado más ancho de la ranura en lo que sería la hendidura anterior y solo te queda esperar a terminar el trabajo para garantizar que haya la presión necesaria para que nunca se muevan las tablas instaladas.
¿Qué herramientas necesitas para colocar una tarima flotante?
Colocar una tarima flotante no es algo que requiere demasiadas herramientas. Eso sí, una de las cosas básicas que no pueden faltar son las cuñas que se dejan en los extremos, pues son elementales para lograr una dilatación entre las diferentes láminas y la zona perimetral en dónde está la pared.
También es usual que se necesite una sierra o guillotina para cortar las tablas según los ángulos que se presenten en el proyecto por la misma forma de la habitación. Finalmente, es posible que necesites de cola blanca para madera o plástico y sobre todas las cosas un martillo.
¿Cuánto se tarda el proceso de colocar una tarima flotante?
Lo más común es que este proceso de instalación que hay detrás de las tarimas flotantes sea sencillo y fácil de ejecutar por la mayoría de las personas. Por ello no toma demasiado tiempo, incluso para alguien que nunca lo ha hecho.
Definitivamente, hay un factor que altera el tiempo de duración y tiene que ver con el tamaño del lugar. Sin embargo, una medida de tiempo aproximada que puede servirte como referencia son unas 24 a 48 horas. Esto sí se toma en cuenta el tamaño promedio de un salón de un pequeño piso urbano.
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